CIUDADANO SIRIOA la cárcel por defender a una mujer. Le encerraron alegando contacto con rebeldes y le torturaron durante cuatro años. Palizas, pérdida de dientes, de uñas... Pero la voluntad de un hombre es más fuerte que cualquier cosa. En el patio de la cárcel, cuando les daban frutas podridas para comer, en lugar de tirar las semillas las guardó. Levantó las baldosas del patio y en la tierra de la propia cárcel se montó un huerto. Se dedicó a hacer talleres de objetos decorativos con lo que hubiese para animar a los presos y, al final, por un error administrativo le liberaron antes de tiempo. Para cuando se dieron cuenta que la sentencia estaba mal, él ya se había ido con sus hijos. A pié. Atravesando las montañas en pleno invierno.
Es un tipo que no tiene miedo de las autoridades, porque para él no hay mayor autoridad que las ganas de vivir. Este filósofo de la vida, ante la desidia del campo de refugiados, decidió montar un huerto en la entrada de su tienda de campaña, consiguió conducir agua corriente para el riego y tiene luz eléctrica... una espalda delante de la cámara, una sonrisa y un ejemplo de vida por detrás de ella. |
Empezó la guerra en Siria. Una guerra atroz, bárbara. Me vi obligado a coger a mis dos hijos y escapar hacia Europa. Hacia un lugar seguro; como refugiado.
Partimos desde Siria hacia Turquía y allí permanecimos cinco días. Todo sufrimiento y dolor…Todo sufrimiento y dolor, estos dos niños y yo.
Salimos desde Antioquía a Izmir en una balsa y de Izmir a una isla griega. De ahí nos instalamos en Katsikas, en un campamento. No era nuestro deseo llegar a un campamento porque nuestra vida aquí es una tragedia tras tragedia, tras tragedia… El ser humano busca la paz y nada más que la paz. Nuestra vida es un auténtico sufrimiento tras sufrimiento. Vivimos en un campamento, en una zona desierta. Un descampado; serpiente, escorpiones… hemos matado todo tipo de alimañas. Es una vida trágica. Nosotros vinimos buscando paz. La guerra arrasa con el grande y el pequeño. Es provocada por los grandes, pero la pagan los pequeños. Algunas revoluciones internacionales las encabeza gente sabia y otras gente loca. Aquí tenemos el resultado de la guerra. El resultado son estos niños, mujeres, toda esta gente masificada en este campamento. Son gente que busca la tranquilidad y la paz. Esta gente no son analfabetos o mendigos. Son gente formada, preparada, cultivada. Toda persona tiene una profesión. No es un parásito que venga a mendigar a Europa, a países árabes, ni a ningún lugar del mundo. No somos parásitos, somos gente preparada y entre nosotros hay intelectuales.
Espero y deseo que los países europeos tomen cartas en el asunto con piedad respecto a la causa de los refugiados, porque la causa de los refugiados es una causa internacional. Y no es una causa menor porque, en cualquier país que sufra un guerra, habrá refugiados. Deseo pues que los países europeos tengan piedad para resolver esta cuestión.
Todo lo que se dice de que los refugiaos son delincuentes... realmente, si una persona está en su casa con su familia, en sociedad, tranquilo, conviviendo, no puede ser un delincuente. Pero cuando se declara una guerra, se declara el Kaos, se impone la delincuencia, se aprende la delincuencia. El ser humano no nace delincuente, las circunstancias de la vida son las que le hacen delincuente. Ajeno a su voluntad, como causa mayor. Y, gracias a dios, nosotros estamos a salvo de la delincuencia, a la espera de la misericordia y la piedad de dios. Deseo pues que, los países de la unión europea, tengan piedad en la cuestión de los refugiados a nivel global.
Cuesta expresar con palabras lo vivido. Es una travesía de sufrimiento, un viaje de muerte. Fue de Siria a Turquía y de Turquía a Grecia. Ha sido un viaje de dolor, un viaje de muerte y de extorsión por parte de los traficantes de personas. Si no hay dinero adelantado, el traficante no te saca hacia tu destino. Todo depende de la suerte, si llegas o no. El dinero no era fácil de conseguir, hay quien ha vendido su casa, su coche, quien ha vendido toda sus pertenencias, sus joyas. En definitiva, hay gente que ha vendido toda su vida, perdiendo todo para llegar a un puerto de paz, al que aspiramos y reclamamos. Suplicamos a dios que la paz esté cerca y que nuestra situación se solucione lo antes posible. Nosotros somos gente que reivindica la libertad. Amamos la libertad. Amamos la vida. Amamos a la gente. Adoramos la tierra. Adoramos la naturaleza. En definitiva, somos gente que ama todo. No somos violentos, tal como lo creen los países europeos, o como se pretende vendernos a los europeos. No, no, no, no, no… somos seres humanos como cualquier ser humano del planeta. No somos violentos, para nada. Tenemos sentimientos, somos valientes y trabajadores gracias a dios.
El relato se termina y se quiebra, porque cuesta expresar esas miradas, estas imágenes, toda cosa que nos rodea, afirma y testifica la realidad. Nuestra tragedia no es nada normal. Nuestro deseo es que se acabe esta tragedia. Suplicamos y rogamos a dios que se ponga fin a la guerra, porque la guerra ha fulminado y ha arrasado al grande y al pequeño. Ha destruido todo el país. Nuestro deseo que se ponga fin a la guerra. Con esto concluyo mi testimonio.
No tengo más que decir, está todo dicho.
Partimos desde Siria hacia Turquía y allí permanecimos cinco días. Todo sufrimiento y dolor…Todo sufrimiento y dolor, estos dos niños y yo.
Salimos desde Antioquía a Izmir en una balsa y de Izmir a una isla griega. De ahí nos instalamos en Katsikas, en un campamento. No era nuestro deseo llegar a un campamento porque nuestra vida aquí es una tragedia tras tragedia, tras tragedia… El ser humano busca la paz y nada más que la paz. Nuestra vida es un auténtico sufrimiento tras sufrimiento. Vivimos en un campamento, en una zona desierta. Un descampado; serpiente, escorpiones… hemos matado todo tipo de alimañas. Es una vida trágica. Nosotros vinimos buscando paz. La guerra arrasa con el grande y el pequeño. Es provocada por los grandes, pero la pagan los pequeños. Algunas revoluciones internacionales las encabeza gente sabia y otras gente loca. Aquí tenemos el resultado de la guerra. El resultado son estos niños, mujeres, toda esta gente masificada en este campamento. Son gente que busca la tranquilidad y la paz. Esta gente no son analfabetos o mendigos. Son gente formada, preparada, cultivada. Toda persona tiene una profesión. No es un parásito que venga a mendigar a Europa, a países árabes, ni a ningún lugar del mundo. No somos parásitos, somos gente preparada y entre nosotros hay intelectuales.
Espero y deseo que los países europeos tomen cartas en el asunto con piedad respecto a la causa de los refugiados, porque la causa de los refugiados es una causa internacional. Y no es una causa menor porque, en cualquier país que sufra un guerra, habrá refugiados. Deseo pues que los países europeos tengan piedad para resolver esta cuestión.
Todo lo que se dice de que los refugiaos son delincuentes... realmente, si una persona está en su casa con su familia, en sociedad, tranquilo, conviviendo, no puede ser un delincuente. Pero cuando se declara una guerra, se declara el Kaos, se impone la delincuencia, se aprende la delincuencia. El ser humano no nace delincuente, las circunstancias de la vida son las que le hacen delincuente. Ajeno a su voluntad, como causa mayor. Y, gracias a dios, nosotros estamos a salvo de la delincuencia, a la espera de la misericordia y la piedad de dios. Deseo pues que, los países de la unión europea, tengan piedad en la cuestión de los refugiados a nivel global.
Cuesta expresar con palabras lo vivido. Es una travesía de sufrimiento, un viaje de muerte. Fue de Siria a Turquía y de Turquía a Grecia. Ha sido un viaje de dolor, un viaje de muerte y de extorsión por parte de los traficantes de personas. Si no hay dinero adelantado, el traficante no te saca hacia tu destino. Todo depende de la suerte, si llegas o no. El dinero no era fácil de conseguir, hay quien ha vendido su casa, su coche, quien ha vendido toda sus pertenencias, sus joyas. En definitiva, hay gente que ha vendido toda su vida, perdiendo todo para llegar a un puerto de paz, al que aspiramos y reclamamos. Suplicamos a dios que la paz esté cerca y que nuestra situación se solucione lo antes posible. Nosotros somos gente que reivindica la libertad. Amamos la libertad. Amamos la vida. Amamos a la gente. Adoramos la tierra. Adoramos la naturaleza. En definitiva, somos gente que ama todo. No somos violentos, tal como lo creen los países europeos, o como se pretende vendernos a los europeos. No, no, no, no, no… somos seres humanos como cualquier ser humano del planeta. No somos violentos, para nada. Tenemos sentimientos, somos valientes y trabajadores gracias a dios.
El relato se termina y se quiebra, porque cuesta expresar esas miradas, estas imágenes, toda cosa que nos rodea, afirma y testifica la realidad. Nuestra tragedia no es nada normal. Nuestro deseo es que se acabe esta tragedia. Suplicamos y rogamos a dios que se ponga fin a la guerra, porque la guerra ha fulminado y ha arrasado al grande y al pequeño. Ha destruido todo el país. Nuestro deseo que se ponga fin a la guerra. Con esto concluyo mi testimonio.
No tengo más que decir, está todo dicho.